Reseñas
La niña leona, de Hollie Hughes: cuando el rugido nace del vínculo
En este álbum ilustrado, conocemos a Lea, una niña que viaja con su madre a la ciudad. Desde el andén, percibe que algo extraordinario está por comenzar. Ya antes de subir al tren comienza a descubrir un mundo lleno de personajes singulares y surge en ella un deseo profundo: ser también extraordinaria. Y entonces sucede: Lea saca su fuerza interior y se convierte en la niña leona.
Con una chaqueta de pelaje amarillo, una diadema con orejas y una cola que se balancea a su paso, Lea se lanza a recorrer la ciudad con garra y asombro. Es un paseo simbólico por una jungla urbana ruidosa, diversa y llena de estímulos.
La diversidad no se explica: se ve, se habita, se atraviesa con naturalidad.
Pero lo más valioso no está en lo que ve, sino en lo que ella es: una niña que se sabe libre, porque se sabe sostenida.
En ningún momento deja de ser niña. Y eso significa también tener miedo, perderse un poco, necesitar reencontrar la mirada que da seguridad. Porque la valentía no excluye la ternura, y la libertad no está reñida con el apego. Al contrario: el vínculo amoroso con su madre —presente, disponible, pero no invasiva— es lo que le permite a Lea explorar el mundo con confianza.
El estilo de ilustración refuerza esta vivencia con acierto: mezcla de técnicas, contrastes entre lo definido y lo abstracto, pequeñas "salpicaduras" que aportan movimiento y emoción. El personaje de Lea siempre más perfilado, recordándonos que es ella la protagonista. Y a través de su cuerpo, sus gestos y su melena se expresan el juego simbólico, el deseo de pertenecer, la imaginación transformadora.
Un cuento que respira al ritmo de la infancia: libre, imaginativo y lleno de verdad. Una historia que se transforma, explora y ruge, como su protagonista.