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Reseñas

18/03/2025

El pájaro Muerto. Una aproximación serena a la muerte en la infancia

Un álbum ilustrado que muestra cómo los niños necesitan experimentar la muerte de manera tangible, en un ritual que les permite apropiarse de ella.
El pájaro Muerto. Una aproximación serena a la muerte en la infancia

Hablar de la muerte en la infancia es un reto. En muchas culturas, este tema se ha convertido en un tabú, algo que los adultos gestionan entre ellos, dejando a los niños al margen por miedo a que les impresione o porque simplemente se asume que "no pueden comprenderlo". El pájaro muerto de Margaret Wise Brown ofrece una perspectiva diferente: presenta la muerte como un hecho natural, sin dramatismo ni explicaciones abstractas, permitiendo que los niños la exploren a través de la experiencia directa.

La muerte como experiencia tangible

El relato comienza cuando un grupo de niños encuentra un pájaro muerto en el parque. No lo han conocido en vida, pero eso no les impide observarlo, tocarlo y tomar conciencia de los cambios que ocurren en un cuerpo sin vida. Sin instrucciones ni intervención adulta, deciden darle un entierro. Lo envuelven con hojas, cavan un agujero en el bosque y le dedican una canción. Durante días, vuelven a su tumba, le llevan flores y recuerdan su breve presencia en sus vidas.

A primera vista, podría parecer que la historia gira en torno al duelo, pero en realidad el vínculo con el pájaro no es lo importante en este libro. Lo central es la necesidad infantil de experimentar la muerte de manera tangible. En la vida real, los niños rara vez pueden participar en los rituales funerarios de los adultos. Muchas veces, se les aparta de los velatorios, no se les deja ver el cuerpo de un ser querido fallecido o se les ofrecen explicaciones evasivas. Frente a esta ausencia de vivencia directa, El pájaro muerto ofrece una alternativa: un espacio simbólico en el que los niños pueden enfrentarse a la muerte a su manera, apropiarse del hecho y darle un significado propio.

Un ritual como juego y aprendizaje

El ritual que construyen no es sólo una imitación de los adultos, sino una forma de procesar lo que ha sucedido. Es un juego serio, un ensayo sobre la muerte. No lloran porque hayan perdido a alguien cercano, sino porque intuyen la trascendencia de lo que está ocurriendo. Cantarle al pájaro, cubrirlo con tierra y seguir visitando su tumba es su manera de convertir la muerte en algo real y comprensible, algo que no es solo un concepto abstracto o un misterio lejano.

Ilustraciones y simbolismo visual

Las ilustraciones de Christian Robinson refuerzan esta sensación de naturalidad. Con un trazo sencillo y colores planos, retrata a los niños con expresiones contenidas, sin exagerar sus emociones. El ambiente del parque y el bosque contrasta con la ciudad de fondo, recordando que la naturaleza sigue su ciclo, con la muerte integrada en ella.

Reflexión final

Tal vez el único aspecto que pueda generar distancia con algunos lectores es que el libro dedica mucho espacio al ritual del entierro. Para quienes esperan una reflexión más profunda sobre la pérdida o el duelo personal, esta historia puede quedarse corta. Pero si lo que se busca es una aproximación serena a la muerte, sin adornos ni dramatismo, El pájaro muerto cumple con su función: permitir que los niños miren la muerte de frente y encuentren su propia manera de relacionarse con ella.

¿Para quién es este libro?

¿Es El pájaro muerto un libro para niños que están viviendo una pérdida real? Probablemente no. Pero sí es un libro que los ayuda a comprender que la muerte forma parte de la vida, y que, de alguna manera, podemos aprender a despedirnos, incluso cuando no sepamos bien cómo hacerlo.

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