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Reseñas

08/06/2023

Los niños que practican la gratitud son más felices

Las personas agradecidas viven con mayor optimismo, sienten menos envidia, dan menos valor a lo material, tienen mayor disposición para disfrutar y mayor capacidad de perdón.
Los niños que practican la gratitud son más felices

 

Tres títulos que abordan la gratitud desde una perspectiva Integradora

 

Nos hablan sobre cómo encontrar la felicidad en las cosas sencillas, simplemente siendo conscientes de lo que percibimos a través de nuestros los sentidos, observando el entorno, aprendiendo a relajarnos, valorando lo cotidiano… 

Practicar la gratitud aumenta la felicidad

 

Cada vez se habla más de los beneficios de la gratitud, de su relación con el bienestar emocional y la felicidad. Diversos estudios de Psicología demuestran que las personas agradecidas viven con mayor optimismo, sienten menos envidia, dan menos valor a lo material, tienen mayor disposición para disfrutar y mayor capacidad de perdón, entre otros beneficios.

 

Pero, cómo fomentar la gratitud en niñas y niños

 

Desmontar la idea de gratitud como norma social

Podríamos empezar por desmontar nuestra propia idea generalizada sobre qué es la gratitud. La gratitud va más allá de la norma social de decir gracias a quienes nos ayudan o nos obsequian con algo.  Se trata de una actitud ante la vida que nos enfoca al presente y nos hace más conscientes de todo lo valioso que la vida nos ofrece.

Una vez tomemos conciencia de esta diferencia, entre la norma social y el sentimiento genuino de gratitud podremos fomentar esta actitud en nuestros hijos. Practicar la gratitud nos permitirá experimentar desde el primer día de los beneficios que aporta.

Fomentar, no imponer

Como decíamos, la gratitud no es algo que se enseñe como la norma social de dar las gracias en determinadas situaciones, se trata de fomentar una observación más consciente y compasiva, de apreciar lo que la vida nos regala, incluso cuando parece que no somos los más afortunados del mundo, se trata de poner el foco en lo positivo y en valor nuestra propia realidad.

No obstante, sería conveniente diferenciar entre fomentar e imponer. En nuestro empeño por educar niños agradecidos, y muchas veces bajo los efectos de la frustración que nos produce no cumplir con las expectativas que tenemos en cuanto a la adquisición de este valor ¿qué padre o madre no ha caído en la trampa de casi recriminarles lo muy afortunados que son, enumerando todos los motivos que tienen para sentirse agradecidos?

A veces, podemos llegar a sentir que lo estamos haciendo realmente mal si nuestros hijos no valoran como nosotros esperamos, los esfuerzos que hacemos por ellos, las ventajas materiales de las que disponen, etc. Esta actitud por nuestra parte puede desembocar en frustración y en situaciones e interpretaciones no deseadas, distintas e incluso contrarias al objetivo que buscábamos.

Un sentimiento genuino

Y es que esa valoración que esperábamos es la nuestra. La del niño o niña suele ser una totalmente diferente, pero auténtica, genuina y muy valiosa, porque es su apreciación. No se trata de inculcar nuestra visión adultocentrista de la vida, ni de imponer nuestras ideas, se trata de educar personas capaces de sentir entusiasmo, de valorarse, de conectar con ellas mismas y con su entorno, de apreciar lo que ellas interpreten como positivo, capaces de sentir y expresar admiración y gratitud por aquello que se lo evoque.

 

Conectar con uno mismo

 

 

 

 

 

 

 

 

El ejemplo es la mejor enseñanza

 

 

 

 

 

 

 

 

Como para cualquier otro aprendizaje el ejemplo es la mayor enseñanza. Estas son algunas actitudes que servirán para transmitir el valor de la gratitud:

  • Dedicarles momentos en los que estemos presentes, prestándoles atención plena y disfrutando del momento
  • Expresar nuestra propia gratitud
  • Poner el foco en los aspectos positivos de nuestras relaciones
  • Expresar entusiasmo sincero en momentos de disfrute
  • Reflexionar sobre los aprendizajes que obtenemos de las experiencias “negativas”
  • Reflexionar sobre los pequeños detalles del presente que nos hacen sentir bien
  • Evitar idealizar
  • Evitar compararnos con los demás

Además, podemos reflexionar acerca de qué les hace sentir gratitud a ellos. Mediante juegos, lecturas e incluso llevando un diario de gratitud en el que anoten sus observaciones.